Te amaba de niño
y nunca supiste
amaba tu rostro
sus rasgos de virgen
amaba tu cuello
de mítico cisne
tan fresco y sedoso
igual que alhelíes
con ese perfume
tan suave y sublime
que arranca del alma
suspiro indecible
con gran sentimiento
que nadie percibe.
Te amaba de niño
tan tímido y triste
mirando en tus ojos
los rayos que visten
aquellas pupilas
ingenuas, febriles,
que tienen las notas
de regios clarines
que anuncian al viento
con dulces repiques
que amor ha nacido
con cálidos timbres
haciendo soñara
que yo era tu príncipe
llenando mi mente
de hermosos maitines.
Ahora en mis años
que otoño revive
aquellos recuerdos
de tiernos abriles
con este secreto
que nunca te dije
y nunca del alma
su arrullo le oíste
diciendo te quiero
sin tregua y sin límites
las voces del tiempo
mi ensueño deslíen
y cuentan la historia
de amor que tu henchiste
en mi alma de infante
con esos matices
de aquella sonrisa
que siempre tuviste
con aquella gracia
de mágica sílfide
que no se dio cuenta
de cuanto la quise.
Autor: Aníbal Rodríguez
Autor