Valientes tus miradas seductoras,
patentes los deseos acuciantes,
prudentes mis palabras vacilantes,
silentes, cuando anhelan ser sonoras.
Turgentes son tus curvas tentadoras,
videntes son tus ojos nigromantes,
dementes si hallas besos suplicantes
urgentes de mis labios que ya añoras.
Ingentes esas ganas por besarte,
dolientes los vaivenes de tu boca,
conscientes somos ambos de este juego.
Pacientes van mis manos por tocarte
pendientes de poder volverte loca…
Calientes nos quedamos y, ¡hasta luego!