Dulce cascada
que muestras tus cabellos
ante mis ojos.
Bajas al lago
que anima sus pupilas
con tus canciones.
Le sacas brillo
al agua recogida
en la laguna.
Diversos guiños
de sol y de colores
das al viajero.
Ante la imagen,
las almas se estremecen,
Nacen suspiros.
Lago y cascada,
no quiero arrepentirme
de recordaros.
Porque ese tiempo
perdura en la distancia
y es un reflejo.
Es como un grito
que vive y permanece
en mis sentidos.
No son recuerdos,
son parte de la vida
y de mi vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/01/21