Hay veces que no sientes,
porque sientes que no hay nada,
muchas son las luchas que salieron mal paradas.
Porque creíste que era cierta
aquella infinidad del alma.
Pero, ¿Quien puede luchar con una muerte que gana?
Ya no desprecio el momento.
La soledad me sabe rara,
y el miedo del momento debería ser escarchas.
Más aún, temo dentro, mi ansiedad más mal parada.
Escucho los pasos que aproximan el mañana.
Los dejo, avanzo, es un motivo que no aguarda.
Y otra vez vuelvo a dormir con una duda que no aclara.