Ben-.

Nunca que no-.

No digas nunca que no.

Acaso

¿no ha dejado

apagado,

tu pecho,

el volcán de ira

que tenía

en su interior?;

¿acaso

no ha ocurrido

que la ira se disipó,

dejando un espacio

en blanco, que rellenaste

con resquicios de amor?

No. No digas nunca que no.

Aún te esperan

trenes en la madrugada,

siestas en el verano, óperas

en la retaguardia

del callejón de las fiestas.

Por eso, ¡no digas

nunca que no!-.

 

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