Perseguido a mansalva por vil delación…
Nunca tu frágil cuerpo, ni tu clara mente,
imaginaron la brutalidad de la traición.
Unos te señalaron por tu acción: DEMENTE.
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Ninguno de esos hostiles te miro de frente.
Pero, nos distes tu vida entera y tu honor…
Siempre fuiste el servidor gentil y deferente,
ese qué soldados y pueblo miraron con amor.
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Hoy miramos tu magno sacrificio con dolor:
Tantas y tantas luchas, para nuestra liberación.
Débil y triste no te rendiste al cumplir tu misión,
con orgullo el mundo te llama: EL LIBERTADOR.
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¡La grandeza se mide por el tamaño de lo cumplido,
Simón Bolívar, nunca faltó, a pesar de estar herido!