Adormece el alma, el hambre de mi espiritu, inquieto, e indomable
palabras obcisas y torpes, que flotan en la bruma de la inconciencia.
muerde el dolor, inconcebible y malsano, maldito e indeseable...
amor que renace y muere, entre las escarchas y risas de la indiferencia...
El silencio de mis labios, es el grito de mi alma,
desesperado, aberrante y trémulo que ensordece tu conciencia...
una sútil verguenza es la tapia de tus labios que se mecen en tu infamia,
que te punza, que te afrenta... y te exije tu alma... que te arrepientas...
ISRAEL CARE.
(Derechos Reservado).