Tengo algo que agradecerte, me dejaste tu voz, en alguna parte de mi tu imagen, sin nombre, sentido o forma, difuminada por las ganas de olvidarte, pero no te olvido.
Te mantengo cautiva, porque vivo de la pena como otros viven del buen comer y beber, aveces, confundo el odio que te tengo con las ganas de abrazarte, eres combustible de mis sueños, y ganas de llorar.