Te he observado, como lo hace el más perfecto acosador.
Analizado tu figura; como el sol impregna su vitamina en esas caderas de perdición.
La brisa; que con picardía, desacomoda tus cabellos y los deja libres, danzar con el viento.
Y aunque mis persianas sean del marrón más aburrido, el paisaje se torna un paraíso terrenal con solo presenciarte; en tu magnitud indescriptible, dejándome sin aliento, sin palabras, sin sentidos.
Tendrá siquiera esto sentido? Probablemente no, pero ansío que vuelvas a asomarte...