Otra vez, las luces apagadas
los cerrojos en las puertas,
El río al otro lado de mi mundo
Esquivando los fangos del invierno.
Un olivo solitario
Rozando sus hojas en la brisa
Depurada de errores….
Son las tres de la tarde en Lisboa:
La vieja dama sigue sentada
Junto a la ventana
Esperando de nuevo El regreso
De la luna de noviembre…
Otra vez, los ojos llorosos,
La boca con sabor a menta molida,
El sol extendiendo su luz
Más allá de la Sierra de Montejunto
Donde los pies de la tierra
Tocan el mar…
Adiós entonces, me tapo la cara
Te tomo en dos dedos
Como un pájaro que en la jaula
Lucha por salir volando…
Espero contar los números que el aire
Soplara sobre mi cabeza
Cuando piense que no puedo
Caminar tus calles,
al entrar de nuevo el amanecer.
Ah Lisboa, no dejes que mi recuerdo
robe la simiente
Que une la flor a la primavera…
Pensemos que somos los dos
Una fotografía de años infinitos…
No huyo, solo intento
Reiniciar mis conclusiones.
Te dejo, ahora con un beso
Sellando ese amor
que tocó tus labios verdes
de amante y señora,
cuando en mi primera juventud
me enamoré
de tus largas colinas estampadas
de historia
y de tus visiones primitivas…
No es adiós, tal vez, lo sea,
Prometo respirar con fuerza
La fresca brisa de esta noche
Bajo la luna nueva,
pensando que soy el amante
Que escribe su propia historia
Sobre tus murallas viejas
por si no te vuelvo a ver…