Un nenúfar descansa indiferente,
como estando abstraído en la vigilia
del junco que severo se acuartela
lindante a las orillas.
A orillas del arroyo transparente,
del agua cristalina
que fluye acariciando las riberas,
trazando sus recodos en cursiva.
Seguro que el reguero y su corriente
esconden mil enigmas,
herméticos misterios que en su lecho
ocultan las miradas de las ninfas.
Murmullo del susurro que silente
retumba del caudal en armonía,
y anuncia los espíritus
que exhiben su presencia entre risitas.
El riachuelo transcurre hacia el relente
del bosque de sabinas,
y dibuja de otoños otro lienzo
precioso en mis retinas.