nada pudo arrancar de mis entrañas la pena.
La sensación discreta de estar sintiendo amor,
me trajo el castigo y un verdugo me condena .
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¡Oh! lo amé, muy a pesar de ser un destructor,
me hice Ilusiones y admito que hoy, lo odio.
¡Mi voz decía: en el amor deja oculto el candor!
Sabía que tú no serías para mi vida, un custodio.
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A veces quiero, volver para ir despacio, muy lento.
Llegué a ti llena de ilusiones venciendo mi apatía.
Pero, el temor y el recelo me dejaron sin alientos.
Mi error, con vil sufrimiento, más tarde yo pagaría.
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Por ahora, triste es el llanto, que ocupa tu lugar.
Sufro tu usencia y tu presencia, aún está en mí.
Temo que mis sentires de amor vuelvan a aflorar.
Por ello, al verte de nuevo tan feliz, de ti yo rehuí.
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Mi condena es sufrir tu presencia en mi quietud.
Deseo para mi nueva vida un sentimiento genuino.
El tuyo estuvo henchido de sinsabores e ingratitud.
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Ay, amor, tú persuasivo y seguro insistes en una cita.
Pero, el desamor todo lo toca, lo sentido y lo pensado.
Tu error es creer que podrás salir ileso de tu visita.
Si yo aceptara, tú ganarías todo y yo sólo un pecado.
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¡Ninguno se escapa del amor y de las traiciones
y, recelo ha de tener quien sólo vive de ilusiones!