Raiza N. Jiménez E.

Ya no eres mi Pecado.-

He tenido un encuentro difícil con el dolor,
nada pudo arrancar de mis entrañas la pena.
La sensación discreta de estar sintiendo amor,
me trajo el castigo y un verdugo me condena .
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¡Oh! lo amé, muy a pesar de ser un destructor, 
me hice Ilusiones y admito que hoy, lo  odio.
¡Mi voz decía: en el amor deja oculto el candor!
Sabía que tú no serías para mi vida, un custodio.
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A veces quiero, volver para ir despacio, muy lento.
Llegué a ti  llena de ilusiones venciendo mi apatía.
Pero, el temor y el recelo me dejaron sin alientos.
Mi error, con vil sufrimiento, más tarde yo pagaría.
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Por ahora, triste es el llanto, que ocupa tu lugar.
Sufro tu usencia y tu presencia, aún está en mí.
Temo que mis sentires de amor vuelvan a aflorar.
Por ello, al verte de nuevo tan feliz, de ti yo rehuí.
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¡Nada puede ir al inicio, así desandes el camino!
Mi condena es sufrir tu presencia en mi quietud.
Deseo para mi nueva vida un sentimiento genuino.
El tuyo estuvo henchido de sinsabores e ingratitud.
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Ay, amor, tú persuasivo y seguro insistes en una cita.
Pero, el desamor todo lo toca, lo sentido y lo pensado. 
Tu error es creer que podrás salir ileso de tu visita.
Si  yo aceptara, tú ganarías todo y yo sólo un pecado.
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¡Ninguno se escapa del amor y de las traiciones
 y, recelo ha de tener quien sólo vive de ilusiones!