No te encuentran los girasoles
ni tampoco giran cuando pasa,
se olvidaron la memoria y tu cara,
porque has muerto, sólo, en tu casa.
Volarán las grullas en otoño,
y las vides serán recolectadas,
pero nadie recuerda tus sueños
porque has muerto, solo, en tu casa.
Nadie se dio cuenta. Nadie. Pero yo te conozco,
yo se quien eres y cómo andas.
El conocimiento que te distingue, yo sé quien eres.
Tus ganas de morir y el sabor de su sexo.
La pena de un medievo. andante caballero tosco.
La amargura de sentirte triste porque no canta.
A no tardar volará alto el cantor
un paisano tan duro, tan fiel, tan aventurero.
Él, su cantar, su bienestar que con su trino y recuerdo.
ya no me acuerdo del cierzo suave de invierno.
Alfonso J. Paredes
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\"La fina piel de la naranja\"