Salta mujer, salta
el espinado paredón
de las angustias nimias
que reprimen tu corazón.
¿Hasta dónde llegará tu lágrima
que desolla tu divina piel
y adolece tu lúcida figura?
A tu espalda la veo tosca,
tus pies mueren trémulos,
tu alma se repliega
en insufrible congoja
Con un brinco directo
se abriría la senda floreada
burlando, para siempre, el destino yermo.
Salta, bella, salta
el espinado paredón
de las angustiosas nimias
que reprimen tu corazón.