Jamás fue más elocuente y caprichoso mi verso;
como en esta adversa hora, en que no te veo.
Estás presente y en mis sentires vives inmerso.
Es triste el amante que no ríe, aunque bromeo.
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Hay momentos en que mi fiel amante, es el cielo.
Imbuida en sus azules rubores le hablo de amores.
Yo siento que me responde y eso me da consuelo.
Yo le hablo en voz baja y él espanta mis temores.
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Jamás pensé que, ese cielo, que veo en la distancia,
sería el fiel confidente de mis expiaciones amorosas.
Al amanecer, lo saludo y alabo su devota constancia.
Él alejó de mi afligida vida, las emociones umbrosas.
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No pensé que, al decir: “te amo mi cielo”, allí estaría.
Hoy vivo convencida de que lo simbólico es fortaleza.
Tanto, qué calma mi furia, con su gallarda algarabía.
Es que el cielo es varonil y no declina su grandeza.
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¡A este amado cielo yo le seguiré orando y amando.
Él, con amor, detiene su luz y el Sol se va ocultando!
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-No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana. -Pierre Teilhard de Chardin.
-Mantén tus pies en el suelo, pero deja que tu corazón se eleve tan alto como pueda. -Arthur Helps.