¿Sabes amiga que tienes al hombre que amo?
-No, despreocupa tu ánimo, solo te quiero compartir.
-No, no vengo a pelear, sentenciar o hacerte
pasar un mal rato, sólo quiero dejar en claro
todo lo valioso que perdí.
Yo, aún lo amo, por él es mi corazón taciturno,
de muy lento latir, por él, es que en mi vida soñolienta
deambulo, apartando un lugar para mi féretro
porque has de saber amiga, que vivo muriendo
y por ende componiendo estos tristes versos.
¿Sabes?, salió una noche de mis brazos, ebrio
ebrio de amor por tus besos, apartó de mi calor
su cuerpo, pero jamás mi corazón lo dejó partir,
mucho menos mi ingobernable pensamiento,
él sigue dentro, como semilla que ha echado raíz.
No quiero pedír que lo dejes amiga,
tampoco he venido a echar maldiciones o culpas.
¿Para qué?, quizás yo misma acrecenté
tremendamente su desdicha, que no tuvo
más remedio que huir lejos, donde el aire
no estuviese enrarecido, donde no apestase
a muerto quizás su amor de antaño. - No lo sé.
Tan solo he de hacerte el ruego: De que lo hagas feliz.
quiero que sepas apreciar el tesoro que tontamente perdí,
pues eso dicen que es un amigo y él conmigo si que lo fue.
Sucursales de amistad tenía en todo su ser:
Sus brazos se extendían al verme feliz,
sus manos eran pañuelos prestos a servir
sí había filtración en mis mejillas, si eso sí.
Sus pies era mis piernas si las mías descansaban,
todo su cuerpo un remanso, en el que mis ojos
y todo mi tacto se regocijaron, con él y en él, fui feliz.
Su pecho mi refugio ante las eclosiones del diario vivir,
su corazón a mi oído supo aconsejar prudencia
y resquebrajar angustias con solo latir.
Imagina mi mortal tormento
al hallarme lejos del paraíso que fue para mí,
¿Más qué le vamos a hacer? Ya también te tocará saber
quizás algún día, que la vida, que la vida es así.