El dia que volviste a mi lado
el tinte azul del cielo
surcado de mil sueños
se reflejó en el lago
profundo de mi alma.
Beduino fugitivo
de mi alma desierta
por tu ausencia;
tú eres el motivo
sutil de mi alegría
y la música brota
en mi estancia
sanando toda herida
de mi alma casi rota
con tu sola presencia.
Tu presencia es arpegio
de músicas divinas
que van llenando mi alma
de rosas sin espinas,
bello habitante egregio
de mi jardin que calma
mis miedos y mis iras.