Entreabiertos, grávidos de amor,
saludaron la hilacha de sol que se abría paso entre las cortinas.
Amanece también en tus ojos
que pintan de azul al esqueleto del tiempo,
que barren tristezas y limpian nubarrones.
Esas dos chispas que son tus ojos, relámpagos,
y grito de dignidad, consigna de amor y rabia.
Amanece y tus ojos se abren,
saludan desafiantes al sol.
Perturba tu mirada a la siempreviva y al clavel,
se queda inmóvil la nota musical
para contemplar tus ojos que cantan
y bailan,
que se juntan con los míos y hacen coros
y ríos,
y llovizna.
Amanece en tus ojos y son gracia pura,
violetas que ríen,
susurros tiernos,
leves.
Son complicidad.