Autoafirmación:
no esperes una explicación,
no existe,
no hay razón alguna
para estar vivo;
para escribir.
GC.
a Roberto Themis Speroni.
Venirme de tan lejos
para traer en la sangre
un rumor de pan fresco
y terrenos baldíos en siestas solitarias;
un viento que se quiebra
en la arista de la duna,
árida
arena
y sol y páramo para el hambre
de un corazón de párvulo
que como una mano cerrada
clama al cielo
desde el desierto
su redención
de agua.
Venir de la piedra con su sangre de cuarzo,
de ecos perfumados en el azahar de un jarillal reverdecido
donde un pie desnudo deja la primer huella inquieta
en el polvo turbio del sendero
y las espaldas se sostienen en un azul de montañas centinelas.
Vengo de un páramo de flores ínfimas variopintas como el atardecer
de un lago.
Por eso yo hablo con la garganta de todos los hombres;
mi padre fue el dios de todos los lagartos,
de mi madre tengo los ojos de oscuridad indecisa
donde se apaga una luna mora,
en mis venas abiertas
camina un viento seco y liviano como un río
… mi voz no es más que otra voz
en una campana amplia más profunda y
más ronca.
Mi mano dibuja una mesa o un pájaro inmóvil,
la letra con la que el deseo hace su pulso sordo
sin importar el camino,
mi rostro es como cualquier otro espejo,
mi lengua tiene la desnudez de un alarido casto
en el vacío negrísimo
de una noche aciaga pero ya remota.
Así hago que la palabra crezca haciendo su fuego;
una estrella de cenizas discretas,
brasas,
en un aterido anochecer.
Golem 27 de octubre 2021.