El sol va dorando la ida
con auras de atardecer.
De ataduras del ayer
atada tiene la vida.
Din-don suenan las cadenas;
din-don al son de pesares.
La luna riela en los mares.
Llagas le labran sus penas.
Estrellas dan su fulgor.
La noche derrama esencias.
Metido va en las dolencias
pecho que tiene dolor.
No goza de libertad.
Su yo atado a otro YO...,
que en la noche de boda unió,
no siendo felicidad.
Cautivo lo es del estar.
¿Acaso el corazón suyo
no fue amado por el tuyo
desde que entrara en tu hogar?
¿Cuándo él, cuándo volverá?
Que no volverá ya,no.
Que nunca ya regresó.
Nunca a su hogar entrará.
Se oye el din-don, el din-don.
Se oyen ayes que sujetan
las cadenas que le aprietan
el tic tac del corazón.
Errabundo quedará
por caminos del desierto.
El sol se va por el huerto,
y el din-don lejos se oirá...
La luna le tiende su manto,
la noche le da su querer.
Por los caminos polvorientos...
un cautivo avanzar se ve.
(Salvador)