La trayectoria del individuo en la vida discurre como si fuera en una escalera de dos hojas, si subimos muy a prisa, luego no podremos mas que descender y si esto coincide con nuestro declinar físico, habremos vivido una vida mediocre.
Tal vez, sería aconsejable subir disfrutando cada peldaño porque el camino también es parte del objetivo. Vivir en plenitud la niñez, la pubertad, la juventud, la madurez, y también la tercera edad, con los nietos, bisnietos y amigos que como uno logran estos éxitos. Porque así debemos llamarlos, que no son para muchos.
Si la riqueza económica no nos parece que fue cuantiosa, pero gozamos de buena salud, rodeados de una familia respetada y respetuosa, con saludables hábitos de educación y trabajo.
¡Eso es la felicidad!
Familias en donde lo único que los mantiene aparentemente unidos es el dinero, en cuanto hay un reparto por herencia, adiós lazos familiares, en cien pedazos se deshizo cada unión.
Cada uno por su lado.