Hay una hora
para todo,
para el beso,
para el amor
y para la muerte.
Horas claras,
horas oscuras,
horas ausentes.
Húmedas de sudor,
blancas de sal,
ondas e hirientes.
Hay horas que van,
que huyen y vuelven,
horas que no llegan
y en la nada se pierden.
Hay horas sin tiempo
y horas cansadas,
que de día duermen.
Hay horas tuyas,
horas mías, ajenas,
y horas de mundo
en pendiente.
Hay una hora
para el silencio
que quema y envuelve
y otra hora para verte.