El compromiso, ese fino delirio,
ese clasismo entendido como principio,
esa palabra, ese honor del privilegio,
solo los elegidos tienen ese mérito.
El compromiso es muchas veces vencido,
por el primitivo instinto de supervivencia,
muy extendido en los salarios altos de gerencia,
caníbales tiburones de primigenia e instinto.
El compromiso es la palabra dada,
pero yo al menos solo la mantengo,
con quien cree en esa norma,
acepto perfectamente con la chusma la anomia y el barro .
El compromiso en las parejas es lo más profundo,
y más bello, la confianza llevada a grado extremo,
es el dolor y el respeto a su propio criterio,
es ser único, respetuoso e identitario.