Tu cuerpo vibraba
escalas de amor dosificadas
sueños de porvenir machacados
triste tierra estéril
que deja abandonados cristales
y orugas silentes.
Crujía tu cuerpo, bujía ardiente,
sobre los tejados, la certeza
del fin de los argumentos racionales.
Tu cuerpo insistente, cual enorme
sapo danzante, bajo la lluvia
delgada del mediodía, practicaba
la sangre, esfera diluida entre silbos.
Oh camiones arrasados bajo la tempestad
diurna, tu sangre dinamitada
por las canciones del alegre festival.
Natalicio concluido, qué espera
de frío sobre el agua y un pedestal.
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