Tendido yace quien mendiga
del necio amor una indulgencia,
y pide a Dios que, por clemencia,
le lleve pronto y le bendiga.
Caricia amarga, flor de ortiga,
fatal provoca la demencia
por ver que en temas de querencia
la que era amante no es ni amiga.
La parca llega con la intriga
del arma blanca que silencia
del duelo a muerte la conciencia
del alma el juicio que le hostiga.
La tierra al cuerpo ya le abriga
y el daño vive con la ausencia
del beso cruel que con frecuencia
al labio triste le castiga.