En el juego del bien amar/ o tal vez el del mal querer,/ si hiciste trampa para ganar/ ¿qué hice yo para perder?
Entre amar y olvidar en realidad,/ no sé qué puede más en ti hoy en día./ Si el olvido en su docilidad/ o el amor en su rebeldía.
Entre el error y la perfección te digo/ que a Dios lo juzgo así:/ Equivocado tal vez conmigo,/ perfecto en cuanto a ti.
En un arranque de dolor/ un día me mandaste al diablo./ Ahora estoy hablándote de amor/ y no sabes de qué hablo.
En vista de los resultados,/ cuando tu picardía es tanta,/ no sé si pides perdón por tus pecados/ o perdón por ser tan santa.
Es bello saber que alguien como tú existe,/ cerrar mis ojos y verte es mágico,/ pero no tenerte cerca es triste/ y que no me ames… trágico.
Es cierto que algunos dolores/ cuando ofendes, cuando humillas,/ no los borra un ramo de flores/ ni un perdón de rodillas.
Es cierto que más nunca te escribí, pero no es por lo que muchos creen, es que estás muerta para mí y los muertos no leen.
Esperando que en esencia/ sea tu luz la que me alumbre,/ estoy temiendo que tu ausencia/ se me haga costumbre.
Falto a mi propia ley si te olvido/ y a la de Dios si no perdono ni te llamo/ y es tanto lo que te he querido/ que falto a toda ley si no te amo.
Fui bueno, pura bondad./ Y nunca para ti fui un santo./ Pero cuando te hice una maldad,/ jamás a un malvado lo quisiste tanto.
Hablando de prácticas nos pudimos ver/ y hoy podemos notar,/ que ante la dulce práctica de querer,/ preferimos la práctica de olvidar.
Hay verdades que dan risa/ y que la gente las calla,/ gente en la playa sin pensar en la misa/ y gente en la misa/ pensando en la playa.
Hoy me cuesta decidir/ y qué hacer no he decidido./ Si recordar para vivir.../ u olvidar lo vivido.
Juraste por Dios amarme/ y todo salió al revés./ Ahora pretendes olvidarme/ ¿por quién jurarás esta vez?
La canción de lo que estábamos viviendo,/ cuya letra me estabas dedicando,/ aunque me la cantaste sonriendo/ sé que la escribiste llorando.
La guerra y la paz, siempre contrapuestas,/ arden en tu ser en llamas./ La guerra en tus ojos cuando me detestas,/ la paz en tu alma cuando me amas.
La historia del amor que no me diste/ es la misma del amor que no te di./ Nunca entendí por qué la escribiste/ ni por qué rayos la leí.
La pasión que se va borra sonrisas/ y lágrimas tristes ruedan/ y en el fuego en que debían quedar cenizas,/ ya ni las cenizas quedan.
La unión de dos almas bajo cantos de aleluya,/ está por producirse en este día./ Cruzando el cielo llegará la tuya,/ huyendo del infierno llegará la mía.
La vida con los años me ha cambiado/ y hoy es una ironía pensar,/ que de tanto temerle al pecado/ no pueda vivir sin pecar.
La vida es tribunal sin esperanza/ donde no puedes apelar sentencia./ Por odiarme puedes alegar venganza,/ por amarme… sólo demencia.
Leyendo nuestra historia estoy/ y tantos temores me asaltan,/ tú me amaste hasta el capítulo de hoy,/ yo te amaré por los que faltan.
Lo mejor de la reencarnación/ es que sin que se lo pida,/ me da la dulce sensación/ de haberte amado en otra vida.
Los amores que parecen eternos/ terminan perdiendo su encanto./ Unos por nunca vernos/ y otros por vernos tanto.
Me diste tantas emociones,/ que tengo los conceptos cambiados,/ no sé si eres un infierno full de bendiciones/ o un cielo lleno de pecados.
Mi amor por ti es verdad que se anuncia,/ dolor de ausencia que me mata./ Si estoy despierto me denuncia,/ si estoy dormido me delata.
Mis ojos un día se abrirán/ y veré mis sueños contigo irse/ y tal vez otro día los sueños volverán/ y mis ojos ya no podrán abrirse.
Muere una flor si no la riegan/ y no morirá quien la marchita./ Igual es la esperanza cuando te la niegan,/ que mueres tú y no quien te la quita.
Nos cuidamos por si acaso/ los dos sin ropa en el cuarto,/ tú evitando un embarazo,/ yo evitando un infarto.