Gaston Medina Vazquez

DESVARÍO

 

Volver a mirar salir el sol salir  tras la montaña

 tiernamente disipando la matutina bruma,

y ver el árbol que adornado de perlas de rocío luce  el bordado de una araña,

escuchando el  canto del ave que en él  hizo cuna.

 

Eso eras  para mí…….

 

Volver a mi raíces

donde encuentro siempre  la mano de un amigo

 y caminar por los jardines  de la vida

radiantes  de alegría, del brazo,  tú conmigo.

 

Disfrutar el frío de la mañana

y con el aroma de una taza de  café

llenar mis sentidos

pero más llenarme  el alma por  estar contigo.

 

Eso eras para mí………..

 

Cobijado  con el manto nocturno

contarle a la luna

mis sueños

y enamorado desgranarle  mis  ilusiones una a una.

 

Eras cielo,

eras mar

eras brillo  divino

que mi vida vino alumbrar.

 

Eso eras para mi.......

 

Escuchar el canto del viento

y las  olas mojando nuestros  pies

disfrutar de ese hermoso y mágico momento

 el cual soñé se repetiría después.

 

Eras  mi alegría

eras mi ilusión

eras el amor que yo quería

 y que le dio vida a éste corazón.

 

Eso eras  para mí….

 

Pero bien dice él que sabe

que no hay ingenuo más  grande en el mundo   

que un  corazón enamorado que se pierde

en los caminos del amor como un vagabundo.

 

Se rompieron los castillos

hechos  de  frágil cristal  

y desperté  de mis  sueños  con lágrimas

antes  dulces,  ahora con sabor a sal.

 

Todo fue un espejismo

solo fue una quimera

nunca fui tu  prioridad

solo complacencia pasajera.

 

Fuimos  alucinación de un loco,

de un orate,  desvarío,

vela que apagaste de un golpe

mostrándome  ya  tu hastío.

 

Sabes  ?  Yo te quise y te quise mucho

hoy   recuerdo  tus  amores  como algo del pasado,

si me hubieras  amado como yo lo hice

hoy la soledad  y la abjuración no serían tu mejor aliado.

 

Yo quería llenar tu vida de alegría

y hacer de  cada día un domingo

fiesta de colores en tu alma habría

 tus despertares  serían  todos  lindos.

 

Pero ni los tuyos  ni los míos,

ahora nuestras  mañanas  ya no son iguales

 yo embisto tus recuerdos  como astado bravío

y tu te abrazas a los míos, aunque te lastimen, cual venenosos raudales.