En la medida en que vivimos
adquirimos experiencia,
lo que nos ayudará
a tener mucha paciencia.
El que no quiere sufrir
no debió haber nacido,
esa es la gran solución
para nunca haber sufrido.
Los triunfos y las derrotas
dan un balance a la vida,
para poder soportar
la más dura sacudida.
Detrás de una gran tristeza
siempre vendrá una alegría
y los errores cometidos
nos darán sabiduría.
Aquellos malos momentos
que producen frustración,
tienen que ser superados
con mucha dedicación.
La vida nos enseñará
porque somos aprendices
y los golpes recibidos
dejarán sus cicatrices.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,14/11/2021