Deja que fluya, no lo contengas;
deja al poeta salir del alma.
No lo detengas, sale con calma,
viene volando entre las gaviotas.
llega en la lluvia, canta en las gotas
que se resbalan sobre tu espalda.
Deja que avance, no tiene prisa
no lo apresures, premia su esfuerzo.
Va resbalando por la cornisa;
juega en la brisa, llega en el cierzo
que te despeina, viene en la risa
y en cada estrella de tu universo.
No lo despiertes si acaso duerme,
ese poeta sueña en tu lecho.
Tan sólo espera, él no está inerme,
lleva la espina junto a su pecho.
Toma su tiempo, es su derecho
pues se transforma, mas no se pierde.
Deja que corra, no lo contengas,
nunca permitas que se diluya.
En ríos de tinta deja que fluya;
quizá a su lira falta una cuerda.
Dale tu mano, pero recuerda:
si nunca emerge, la culpa es tuya…