La brisa viste la hermosa boca,
hermosa como canto de la prímula,
un canto dulce, limpio, que me estímula;
estímulo que incluso al alma toca.
Rocío de tu labio, nacarado
en sus profundidades, dame un beso,
un beso, y yo te cambio todo eso
por vida entera libre de pecado.
No dejes que me muera sin probarlo
¿permites por ventura anhelarlo?
Muy poco tiempo tengo... ¡oye esto!
Mi alma te daré, fiel contigo.
¿Me rechazas...? Entonces, me desdigo:
tan solo dame un beso... me iré presto...
Iraultza Askerria
http://iraultzaaskerria.wordpress.com/