Zepodes

L’orgia

Degustando sensaciones,
sintiendo olores,
escuchando visiones,
explosión de sabores.


Tú y yo juntos,
salados y dulces
haciendo el amor,
combinando nuestros sabores
como dos ingredientes
en una olla que ebulle.


Mezclando sentimientos,
revolviendo emociones,
quiero seguir junto a vos
y por eso hay que estar atentos
o quemaremos la relación,
como a la vecina se le quema el arroz.


Seguimos aquí,
tu junto a mí,
yo junto a ti,
como pan y mantequi’.


Ya sabemos lo que se avecina,
uniendo nuestros gustos
hacemos una orgia en la cocina,
tú me gustas, yo te gusto,
usamos el aceite de vaselina.


El tiempo y sus afiladas manecillas
haciendo sus profundos cortes Juliana,
queriendo que cortemos con sus cuchillas
para que no tengamos un mañana.


Lo nuestro lo sostenemos por el mango,
por eso no tiene fecha de vencimiento.
Me das fuerzas para salir del fango
y así al seguir con vos no me arrepiento.


Empezamos fríos y ahora calientes,
vos gimes y no me mientes
sé que te gusta cómo se siente,
volvemos más húmedo el ambiente,
no queremos parar hasta que el plástico reviente.

Con tus manos subes la temperatura,
hacemos del cuarto una olla a presión,
tus gemidos los pitidos que avisan de la cocción,
esto no se quema, esto es hacer el amor.


Los cuerpos pegados como pancakes con miel,
soy un mosquito adicto al sabor de tu piel.
Le rezas a Dios por miedo, no por fe,
dime quien te pone de rodillas, ¿yo o él?


Amasando tu cuerpo,
masajeando tus muslos,
despierto en lo profundo,
tus deseos muertos.


No quiero detenerme tan pronto,
el pan se quema en la puerta del horno.
Lo eres todo para mí, no un adorno,
te quiero hacer de todo, no me conformo.


Yo te miro y tú me miras,
saboreamos la boca del otro,
te muerdo y te dejo un labio roto,
gimes y suspiras.


Acumulando presión,
el cuarto lleno de calor,
estoy aquí por vos,
estoy aquí para vos.
Te acuestas en el colchón,
sigues y sigue la acción,
te beso con más pasión,
aplicó más presión.


Me quito el cinturón,
te bajo el pantalón,
en el suelo tu ropa interior,
te beso y muerdo un pezón.
Me deslizó por tus caderas
hasta llegar a tu zona íntima,
gritas de pasión, te haces la víctima,
tus gemidos, mi herencia legitima.


Mi lengua fuera de control
juega en tu interior,
me pides penetración,
me pongo el condón,
humedezco para meterlo sin presión,
entro a ti con invitación
y así poco a poco,
te hago el amor.

El libro que leímos de recetas
“sutra-kama”
dice que la cocción perfecta
son solo 45 minutos en la cama.


Pero nos saltamos las normas,
creamos nuestra propia preparación,
3 horas estando en forma,
nos acabamos la leche y el sudor.


Terminamos acostados,
dos filetes recién asados,
te miro a mi lado,
nuestros rostros por inercia se han acercado,
mis labios no se resisten y te he besado,
me muerdes y el labio me has reventado
y por esa acción me he despertado.


Tú en realidad no estás aquí
todo ha sido más que un sueño,
me has olvidado y ahora estoy muerto para ti,
y yo sigo echándole a esta fogata leños.


Pensarte se ha vuelto mi droga,
adicto a tu rostro en mi mente,
solo quiero hacerte nuevamente feliz,
así que cogeré la soga,
nos vemos después de la muerte
y tal vez allí, vuelvas a mí,