Deshojo tu rostro
en los pliegues de tus párpados.
Como lejanos pétalos
el tiempo y las miradas que no volverán.
La luna de tu frente en mi memoria,
como el faro que libera
mi alma de tu ausencia.
De tu piel extendida en mi presencia.
De este grito de horror,
la mueca de los sueños.
¿Cómo hundirme entre tu magia
y en tu mútila apariencia?
¿Cómo hurtar tus silencios,
tus pezones de fuego?
Su tremor.
Sus lágrimas.
Sus miedos.
¿Cómo rescatarte de estas mis cadenas
al azar?
De la jaula atemporal de mis deseos.
Del dédalo azur que segará mis sueños.
De la página crepuscular que habita
en tus recuerdos.
-Poema Finalista del XI Concurso Internacional de Poesía Caños Dorados de Fernán Núñez (España, 2020)-