Mírala. Ahí la tienes por fin. ¿Qué harás ahora? Ella está desnuda en tu cama. Su cuerpo está preparado para convertirse en poesía bajo la calidez de tus caricias. ¿No te das cuenta de la suerte que corres en este momento? Muchos quisieron cantar alguna vez en su piel, desearon con ansias recitar sus propios versos, pero ella razonó que eran disonante. Sus rimas, en vez de adquirir esa melodiosa consonancia, tomaba el color oscuro de la tristeza que se reflejaba con lágrimas en sus ojos. Muchos quisieron ser ese poeta que sólo aparenta sus letras, pero sus acciones no daban con verso alguno. Sin embargo, ella comprendió al fin de que no cualquiera es capaz de recitar sus propios versos, esos que brillan en sus ojos, esos que cantan en la oscuridad de la noche en cada latido de su corazón. Y aun así, te da la oportunidad de escribir tus propios poemas.¿Acaso la desperdiciarás? ¿Quieres aprovechar la oportunidad de convertirte en ese poeta que siempre quisiste sobre su piel? Ella te la da ahora, pues, está tendida en tu cama, su desnudez espera transformarse en esa oda a la belleza que salga de tus labios para ser escrita bajo la tinta de tu salina.
Ella está tendida en tu cama. Sus pezones ahora tiesos desean perderse entre tus labios, mojándose en esa agua que les haga sentirse vivo otra vez para viajar en ese mundo de fantasía que solo tú le has de ofrecer.
Aprovecha esta oportunidad, ya que no siempre un buen hombre tiene la ventaja de demostrar el gran poeta que asegura ser. Y ella está tendida en tu cama, bajo la esperanza de sentir su renacer en cada rima tuya, en cada verso tuyo, en cada melodía tuya, deseando ser para tí esa canción dedicada a la perfección del erotismo de una bella Mujer.
Ella está ahora en tu cama. Tú la tienes ahora a tu disposición. Su piel ahora es para tí como la blancura de una hoja que espera perderse entre versos y rimas. Así te sabrás el gran poeta que eres, pues, dicen que las Mujeres se sienten poesía cuando tienen alguien que sabe recitarlas.
Porque ahora ella está en tu cama. Su espasmo y sudor desea perderse en la consonancia de tu propia piel. Su placer quiere perderse entre los movimientos de tu lengua, pues, esa es la mejor forma que tienen los poetas para escribir los más bellos poemas sobre una Mujer.
Sí, esa misma que ahora está en tu cama, desea ahora que sus gemidos se pierdan en el latir de tu corazón, que es donde encontrarán el verdadero sentido que siempre debieron tener y que ningún falso poeta supo alguna vez corresponder.
Porque ahora ella está en tu cama, y desea perderse en ese mundo de fantasías que tú siempre le has querido ofrecer. Desea caminar desnuda contigo a ese paraíso que solo la llave del placer le podría ofrecer.
Ella está ahora en tu cama. Y sabrás que no hay noche más perfecta que esta, en donde ella espera mostrarte en la blancura de sus ojos el resultado de lo bellas que han sido tus rimas en su piel. Ella espera recitar contigo tus estrofas, que su voz se pierda en el gemidos tímido que esperaba como una flor abriéndose a la primavera en la superficie de su cálida y ahora húmeda piel.
Ella ahora es dueña de tu cama. Y tú eres dueño de sus propios miedos. Con tus rimas sabrás cómo controlarlos. Y a través de ellos, su seguridad de sentirse realmente bella es la que te demostrará en la intensidad de sus movimientos en cada espasmo.
Porque ahora ella es dueña de tus sábanas, y sabrá por tí sentirse viva en cada atardecer, pues tú, como excelente poeta, terminarás al final de la oscuridad de la noche, sabiéndose ahora dueño y autor de un bello poema de erotismo y sensualidad, que llevará escrito en su piel cómo debe sentir lo que es ser por tí, una verdadera Mujer.