Sabiendo por donde andaba
regalé una flor al viento
y si ella la encontraba
observar sus movimientos.
Recogiendo la frescura
que el amanecer rezuma
camina por la llanura
con una elegancia suma.
Se le enciende la mirada
al descubrir una flor.
¡¡Nunca había visto nada
mayor que aquel resplandor!!
Se acerca, por sus olores,
sigilosa...temerosa,
porque sabe que las flores
son muy lindas…y envidiosas.
Cuando ven un ser con vida
que les supera en belleza
quieren hacerle una herida
que le hunda en la tristeza.
La trampa de su fragancia
no la puede resistir.
Se postra con elegancia:
¡No sabe que decidir!
Le hará daño si se acerca
y llorará como un niño.
Tendrá pena si se aleja
al no haberla poseído.
Yo quiero darle mi flor
para evitarle ese lance,
y no sé ¡ay mi dolor!
si está dentro de mi alcance.
Todo mi brazo extendí
para ver si estaba cerca
y muy pronto comprendí
que está lejos del planeta.