Estabas allí...
en el inicio de los tiempos
y te sentía entonces.
Estabas allí...
eras parte de mí
eras mi propia esencia
y lo sabía entonces.
Te presentía
te conocía
te pertenecía
y me pertenecías.
No éramos dos
éramos uno.
Y nos perdimos
nos separamos
nos dividimos
nos desencontramos.
Siglos tras siglos
buscándote...
buscándome...
desesperadamente
vida tras vida
sin darnos cuenta
qué nos faltaba.
Y oí tu voz
que me llamaba
que me nombraba.
Sentí tu aroma
que era mi aroma.
Mi parte trunca
te reclamaba.
Ya no importaba
tanta añoranza
ni la distancia
ni el tiempo mismo
que nos perdimos.
Mi alma y la tuya
se reencontraron
y se enlazaron
en un abrazo
que es infinito.