La escarcha de tus pupilas en la mañana
se convierte con las horas en gotas de rocío.
La hierbabuena de tu boca silba a mi morada
el enigma de las plantas que hablan con el trigo.
Trae la noche fría
estrella que viene, va y espía.
El viento escribe en tu ventana
un calvario con antorchas de brujería
y deja su rosa mareada
soplando la duna de tu ombligo.
Sacude el sueño de tu arena desolada
una leyenda de cielo mendigo.
Escúchala y te aseguro
que el camino es conmigo.