Te dejaría esta carta para que sepas que quise pensar en ti como una amiga,
pero fui traicionado por mis sentimientos …
En realidad, jamás le encontré romance a la primavera,
ni ternura al febrero catorce,
siempre preferí a Neruda, el sarcasmo, los campamentos,
la música, la noche, la lluvia y la lectura.
Prefiero los inviernos… los atardeceres…
Sobre mi tumba, de amado Nervo quisiera escrita su “paz”...
En la oscuridad de mi sepulcro, el misterio, la incógnita y...
un afecto extraño, oculto y finiquitado reposarán.
Si muriese sin decirte lo que siento...
seguiríamos siendo amigos.
Mis ojos, amor, jamás te revelarían...
ni mis ganas de abrazarte sabrías.
No habría necesidad de explicarte,
porque te apoderas de mis pensamientos;
ni porqué presiento que soy tu complemento.
Si muriese sin decirte lo que siento...
Mis ganas de cortejarte, conmigo morirían.