Ellas son el camino para triunfar,
son el arte que nos cubren la añoranza,
son arpegio de vida y son de esperanza
y oropéndolas del numen y la mar.
Nos cubren en su vientre de noche y día
cuando buscan cometer un don al arte,
ellas por siempre conducen en su parte
entregando su belleza en armonía.
Ellas, saben amar en toda guarida,
en toda camisa que forjar quisieran;
levantan sus voces que no se superan
y entregan con alma, su gozo y su vida.
Ellas nos traen y nos guían al cuento
durante un periodo que pintan de flor,
nos cuidan del fracaso y piden al viento
por siempre nos dicen el sabio dolor.
Con ellas me quedo y me quedo contento
lo grito en los mares, lo digo en mi vida,
lo lanzo en mi tinta con el sentimiento
y lo llevo por siempre en toda salida.
Las mujeres nos quieren siempre que puedan
por todas sus ganas que indican sus almas;
por ellas mis versos en versos se quedan
y siempre entre ustedes retoquen sus palmas.
Ellas nos lanzan los pétalos divinos
cuando suspenden sus voces y sus cantos,
sonríen de gloria, sonríen de llantos
y zarpan la gracia que enciende caminos.
Ellas nos entregan lo que atan en flor
venerando al padre que da la armonía,
se embarcan al puerto del franco dolor
y entonan sus himnos de noche y de día.
Yo pido en ellas una inmensa emoción
porque nos conducen, nos quieren y adoran,
porque nos protegen, adulan e imploran
y en días de llanto, nos dan su perdón.
Samuel Dixon [17/11/2021]