He caminado lentamente hacia el infierno
Así me lo dicen a diario tus reproches
Que jamás mi alma alcanzará el cielo
Que soy espina que traspasa tu huarache
Te confieso, ayer fueron tiempos mejores
Fui tal cual emperador romano a tu lado
Me hacías sentir importante a cada instante
Admiración y cariño, aunque tal vez comprado
¿Dije emperador romano?
En qué autoengaño vivía -y aún hoy vivo-
Yo que me sentía Tiberio, Adriano o Cesar Augusto
Y que hasta las piedras se inclinaban a mi paso
Me bajé del pedestal, no soy parte de esa realeza
Si acaso solo un tótem descorazonado
Un Luzbel cualquiera de infinita bajeza
¡Emperador latino si! Pero Calígula reencarnado
¡Pero no ! Tampoco soy tan desalmado
Ni la presencia actual del hijo de Germánico
Si acaso un gusano triste y subestimado
Que tendrá alas algún día y entonces será venerado...