Y Rodrigo sin pensar o imaginar que Silvia era tan interesada en su dinero, no da más abastos sin sospechar nada. Cuando en el alma fría y llena, Rodrigo se vió entregado al amor, y a más que eso se vió fundido de pasión eterna con el amor de Silvia. Y sin más que el deseo se vió horrorizado Rodrigo y lleno de espantos cuando en el alma se siente como el mal desempeño de empeñar su alma hasta al mismo diablo. Cuando en el alma se vió amada, pero, interesadamente y tan inocuo el instante se vió marcando el tránsito de creer en el alma a cuestas de la sola razón, cuando en un instante se vió eternamente amado por Silvia. Y Rodrigo, se vió horrorizado de espantos nocturnos cuando en el alma quedó como en el trance perfecto de dar con el alma dando tanto calor como enredar el deseo y la pasión llena de un sólo comienzo. Si Rodrigo era el alma viva del amor de Claudia, y Claudia claudica en su amor una fuerza tan inmensa como poder ser insospechado el tiempo y más en el trance de la verdad creer en el alma desierta. Y de un sólo rumbo automatizando la agonía de Silvia rondando el tiempo y más que eso en el tiempo y más que eso en el ocaso vivo. Si en el tiempo Rodrigo y más que eso se vió estremecido de penas y tan inmensas como el mismo en el instante de creer en el alma a solas amando a Silvia, y con el más inmenso amor. Cuando en el trance de la verdad, se dedicó a ser como la primera osadía de dar con el viento en la misma piel y como la gran verdad y tan única como el mismo deseo de converger en el alma amando interesadamente también. Si en el alma se dió como la vez aquella de creer en el desafío a muerte, cuando ocurrió el mayor desastre de dar con el alma fría, pero, llena de calores extremos. Si en el embrague de la vida hechizó la forma más inocua, pero, trascendental, como tan original, como el saber de un sólo tiempo en el alma a solas. Y Rodrigo viviendo una verdad tan real, como el mismo desastre de dar con el alma muerta de creer en la furia automatizando la espera y tan inesperada. Y Rodrigo ineficaz, pero, audaz como el mismo desenlace mayor y de un sólo tiempo en que el aire llegó como en la piel un deseo. Y él, amando lo que más creó en su interior a todo un amor universalmente, de dar con la sospecha hecha verdad de que amaba también interesadamente. Si en su rencor y en la vida una buena o mala suerte llegó como el propio viento en la misma piel. Desatando lo que más se ama en la calma, desnudando el mal deseo de fingir el desastre inocuo, pero, irreverente. Y Claudia claudica lo más efímero, pero, lo más conceptual. Cuando en el mundo de Claudia, quedó como el mundo sin pasaje alguno. Cuando dentro del pasaje automatizado por la espera, esperó por la vida conmisera. Cuando letalmente se vió Rodrigo forzado, herido y sin más que la palabra amor en sus deseos como en su interior. Y se siente como rival de la vida misma, cuando en el suburbio a gran escala se vió engreído, herido y sin más que hartar la vida misma como fuera tan real. Si en su alma, se vió ingrata como el mismo dolor de un sólo tiempo, en que se aguarda en el corazón una idea tan clara como eficaz en el mismo tormento. Y se vió humillando la vida, y a más que eso, se vió interesado en el mismo amor que le profesa la vida. Si en su alma desértica se sintió como el mismo instante en que el rencor se abastece de iras y de atreverse a amar en la calma queriendo amarrar el corazón lleno de insolvente ira desafortunadamente en el infortunio. Cuando en el desastre se vió horrorizado de espantos cuando sólo se vió como la mayor penumbra y en una sombra harta de querer entregar el buen deseo de amar aunque fuera interesadamente a Silvia, también jugando un juego, por el cual, llegó a amar como al mismo mal. Si entre su alma y su corazón se debate a una sola espera de creer en el alma únicamente entretejer una telaraña, como una araña en tela de seda. Si Rodrigo y su rumbo quedó en el ayer demostrando que el miedo no se hizo para él. Si Rodrigo amó y lo amaron como nunca antes, cuando quedó en su alma un debate muerto y casi inocuo, cuando en el alma quedó como principio devastando lo que creció más en el frío destino. Si en su alma triunfó como el ademán y tan álgido como al mismo tiempo y tan nefasto como el ademán frío, y tan inconsciente de cómo creer en el alma dejando amarrar el tiempo en su propio corazón. Y fue Rodrigo al apartamento de Claudia, y ella claudica y renuncia cómo dejar de amar en el alma destrozando el frío. Si ella se siente como despojar el alma de ese frío corazón, sí, amando. Si en su alma se siente como el final desenlace de creer en el verdadero amor. Cuando en el corazón de Rodrigo se intensificó de iras y de insolvente atracción de dar con el alma a ciegas devastando de crudo porvenir en el alma llena de una soledad intransigente. Y en el alma se siente como el rencor se siente de desolado tiempo, como el odio de un mundo hacia su corazón. Si el alma se diseca por tanta luz en el alma del corazón de Rodrigo, cuando en su propio instinto se edificó la naturaleza de creer en el alma fría y devastada de dar con el silencio atroz. Si en su mundo se electrizó la forma de dar con el silbido en su gran e inmenso oír. Cuando en su momento se dió lo más suave del instinto, cuando en su alma se entregó lo más fuerte de un callado amor si Claudia claudica. Cuando en su mundo cree en el alma a ciegas y destrozando el fuego del alma, y queriendo amarrar el rencor dentro del ocaso muerto. Si dentro del corazón en el de Rodrigo, cuando en su momento embriagó de tormento y de iras candentes cuando en el cálido sol se vió su alma devastada de fríos y de nuevos rumbos cuando Claudia claudica. Sí, en ese apartamento subió por un elevador, hacia el rumbo desértico dentro del ocaso vivo, cuando emerge un sólo trance sin la verdad. La verdad de que Claudia claudica cuando en el eje de un todo se vió atormentado, frío y herido, sí, Rodrigo. Y Claudia parca, fría y tan álgida como la misma herida, embriagada con venas insolentes por un amor, el cual, no la amaba.
Continuará……………………………………………………………………………………...