Claudio Batisti

Ojitos de fortuna (soneto melódico sin sinalefas)

 

 

Es el mar un gigante fascinado

por la pálida cara de la luna

y por eso, del fondo de su cuna,

se levanta de noche desbocado

 

intentando besar, enamorado,

sus risueños ojitos de fortuna.

Pero sólo la cresta de la duna

logrará conquistar, decepcionado.

 

En las cálidas noches del verano,

cuando llega tan tímida, tan sola,

asomada detrás del altozano.

 

La seduce con voz de caracola,

ella siente su canto tan cercano

que se vuelve carmín, cual amapola.

 

Claudio Batisti