¿Dónde se apoya el báculo dudoso?
¿Dónde el cayado afirma su descanso?
¿Dónde el bastón encuentra algún sustento
que alivie su pasado?
¿Quién soporta del mísero pretérito
las horas del ayer en desamparo?
¿Quién sostiene en la historia de otros tiempos
la vara de avellano?
¿Cuándo, marchito, el pobre viejo mustio
del temblor de su mano pierde el ánimo,
el coraje, el aliento,
la bravura de antaño?
En ese secarral que era su tierra,
raigambre donde un sabio,
se apaga poco a poco, ya sereno,
esperando la noche desde el páramo.