Sabían que tenían poco tiempo y... Estaba a punto de amanecer. Madrugada estaba celosa de Tarde porque Tarde se iba a ver con Mañana y Madrugada ya sabía que Tarde se había visto con Noche. Mañana estaba triste con Noche porque sabía que Noche se había visto con Madrugada y que aún Noche iba a verse con Tarde. Mañana quiso decirle a Madrugada que Llevaba 24 horas esperando por ella para que le hablara de Noche, pero... ¿Como Madrugada, iba a explicar en tan poco tiempo a Mañana... El sentimiento, las emociones y las bonitas sensaciones que la infinita bóveda de estrellas y la Luna de Noche provocaba? ¿Como hablarle de las personas extraordinarias que de noche observan el cielo estrellado en búsqueda de la lucidez, la paz y la energía de un universo bueno? Mañana quiso hablarle también a madrugada de Tarde y de las nubes del color de los atardeceres, de como la Luna y el Sol se citaban a esas horas y de las playas llenas de gente bonita despidiendo con ilusión al Sol y saludando a la Luna con algunos que otros sueños y quizás deseos, pero... Ya no quedaba tiempo y Mañana abrazó a Madrugada tan fuerte en el amanecer, que Madrugada se hizo uno con Mañana y así nació la mañana.
Mañana pensaba en lo fugaz que había sido el encuentro con Madrugada, apenas se veían ni podían dedicarse demasiado tiempo para contarse las cosas y pensó en que quizás con Tarde podría pasar más tiempo y podría desahogarse. No iban a pasar más que unas horas y Mañana se iba a encontrar con Tarde a Mediodía. A Mediodía le gustaba Medianoche y a Medianoche le gustaba Mediodía, pero... era una relación imposible, estaban a medio mundo de distancia y a 12 horas eternas en el tiempo y tan solo un breve instante antes o después y Mediodía que fue Mañana ya sería Tarde y Medianoche que fue Noche ya sería Madrugada.
Las campanas estában a punto de tocar a Mediodía y Tarde estaba nervioso porque Mañana había estado con Madrugada y muy preocupado porque Madrugada iba a verse con Noche. Mañana tampoco podía soportar la idea que Noche se estuviera viendo con Tarde, donde apenas tenía asumido que Noche se hubiera visto con Madrugada. Tarde quería pedirle a Mañana que le hablara de Madrugada, pero... ¿Como iba Mañana a explicar a Tarde en tan poco tiempo, el sentimiento que la aurora boreal provocaba? ¿Como hablarle de la aurora, de los hijos que a Dios rezan y que en la Aurora... el Sol y la Luna también se encuentran? Tarde quiso hablarle también a Mañana de Noche, pero... Supuso ya lo había hecho Madrugada, Tarde contó a Mañana el plan pactado que tenía con Noche y simplemente, Mañana abrazó tan fuerte a Tarde a Mediodía que Mañana se hizo uno con Tarde y así nació la tarde y juntos forjaron las 12 horas del día.
Estaba a punto de atardecer. Tarde iba a verse con Noche, pero Tarde sólo pensaba en Madrugada y Noche en Mañana. Tarde le había hablado a Noche de Mañana, de los montañeros subiendo picos para contemplar los divinos amaneceres desde las infinitas alturas y de la alidada de los marinos corrigiendo errores de índice en el rumbo, en hermosos amaneceres con precisas demoras al Sol. Noche le había hablado a Tarde de Madrugada y sus maravillosas constelaciones, de las lluvias de estrellas fugaces previas al Alba y también de una Vía Láctea visible en Claras Madrugadas, le hablo de la gente sacrificada que se levanta para ir a trabajar aún con las farolas encendidas, con una bella sonrisa en la cara porque en su Noche, vuelven a casa con un trozo de pan para dar a sus hijos de cenar. Ya tenían todo hablado, así que simplemente, Noche abrazó a Tarde tan fuerte en el atardecer que Tarde se hizo uno con Noche y así nació la noche
Noche y Madrugada se vieron a Medianoche, triste breve instante en el que Medianoche recuerda a Mediodía en el otro lado del mundo. Ambas estaban celosas de que Madrugada fuera a verse con Mañana y que Noche se hubiera visto con Tarde. Noche contó a Madrugada el plan que había trazado con Tarde y Madrugada abrazó tan fuerte a Noche a Medianoche que Noche se hizo una con Madrugada y así nació la Madrugada y juntas forjaron las 12 horas de la noche.
Sabían que tenían poco tiempo y... Estaba a punto de amanecer y el día besó a la noche y la noche abrazó al día en un eterno y hermoso amanecer y el día le dijo a la noche... Hasta dentro de 12 horas amor mío.
Aitor Duarte Fernández