Mucho tiempo pasó, hacia la Horqueta
uno de los caminos entre la maleza te llevaba
escondido por espinillos y césped crecido
por aromos dorados, pajarillos cobijados
entre las copas de jacarandaes.
En tanto el verde suelo, los sauces acariciaban
los pinos descollaban y aún ciñen airosos
la corona de reyes verdeazules.
Campanillas juguetonas se enredaban
hiedras, paredes y alambrados abrazaban
creaban cercos de sombras a su paso
entre portones de roble, tejas y arboledas.
Rosales olorosos se mostraban orgullosos
geranios, palos de agua, calas y azaleas
toda la naturaleza se encumbraba
sólo para guiarte hacia la Horqueta.