No sé dónde, cómo ni cuándo, pero tengo la esperanza... no sé si me verás o nos veremos, pero estoy seguro que pasará.
No sé si tu vendrás o yo iré, pero he de verte algún día, aunque sea en mis sueños, o en las notas grises de mi poesía, quizá en alguno de mis pensamientos fugaces, quizá en alguno fresco y romántico al amanecer el día... tu voz, tu sonrisa, tu piel y tu silueta, ¡ah tus bellos ojos!, no se escapan de mis manos; diferentes y distantes, en este mundo loco, nosotros, ¡tan humanos!
El mundo se cae a pedazos y no hay nada que lo detenga, me siento tranquilo, y a lo lejos oigo tus pazos rompiendo con sutil filo el dulce silencio que tiene los días de invierno. Eres la reina de de aquellos días, pero de irónico modo haces qué éstos jardines florezcan cuando llegas; traes contigo la primavera y como fuente cristalina de la pradera con tu sonrisa riegas los valles. Eres bosque, agua, flores y el canto de las aves, eres naturaleza pura. Pero también magnífica arquitectura, tus ciudades con sus calles... El intenso tráfico de las horas pico, el bullicio del día a día, tú bien sabes todo de lo que en parte te explico. Eres en conclusión, poesía.