Cuando empecé a escribir mi primer poema
pensé en las rosas, en Dios y en las mujeres
pero, mientras la victoria es el emblema
ellas nos lanzan los mágicos poderes.
Cuando vi empecé con el segundo esquema
imaginé rimas, versos y placeres
cuya ausencia quiso forjar el fonema
y con vocales, ellas dan los saberes.
Dije: Biblia, tus letras dan la sonrisa
que abre en rimas el paraíso real,
los cantares que sortean la premisa
cierra en los cielos el convento natal.
Biblia, en tus proverbios llevo mi camisa
para ver los cantares del mineral,
berozos que odian con manera precisa
y ritmos que sueltan la unción celestial.
Zarzuela bohemia del dicho campestre
el placer ya saluda al himno glorioso
me dijo el zéjel que no tuvo semestre
que en gíreles su voz fue don poderoso.
Zarpa desdichada señaló el terrestre,
la flauta de son y el dicho tenebroso;
la forma sigila en la vida silvestre
y la esperanza, en un grito victorioso.
Samuel Dixon [19/11/2021]