No zarpó solitario el silencio
sin antes devolveros su morada
La vida anterior
Nos cose por dentro la sangre
que negamos a la rosa decapitada,
nueva moneda de cambio
sobrevolando la laguna estigia
del mirar.
Ojos encerrados
y lentos espejos
que no dejen huella
de su paso por este mundo.
Cantan los sapos de las burbujas
al fruto sombrío de la zarza ardiente.
Con las sobras de la lluvia
de un dios desnudado,
el otoño sumiso
colecciona pisadas de oso
por toda la ciudad,