ZMRS

**~Novela Corta - Extensa Noche - Parte IV~**

Claudia no quiere más claudicar y vá en busca del amor que dejó ir y entra al elevador, lo más mortal de todo. Cuando Claudia no quiere más claudicar ni ceder su espacio para poder amar ella, cuando sabe que el amor le había llegado a su vida. Cuando Claudia todavía no lo sabe, pero, pasan mś los segundos cuando ella encerrada en el elevador queda atemorizada de espantos y con un pánico de claustrofobia muy terrible. Claudia toca el timbre de emergencia, pero, no sucede nada, toma el teléfono y llama al “lobby” de su apartamento, y en el “front desk”, no le ayudan en nada, sino que envían a un técnico. Ella queda pensativa, ausente de todo, y más que eso queda imaginando lo que podía suceder si hubiera llegado a los brazos de Rodrigo, pero, ni así llegó, él se fue antes de que ella llegara al “lobby” para reencontrarse con él. Claudia no desea más claudicar, cuando en el trance de la verdad, se electrizó la forma de dar en el corazón el amor, cuando Rodrigo yá se había marchado lejos. Cuando Claudia yá no claudica más, cuando en el trance de lo perfecto se vió aterrada en el trance de la claustrofobia, cuando su manera de creer se vió encerrada en el elevador. Y el elevador de un trance imperfecto se dió la forma de creer en la forma más imperfecta de dar con el suburbio automatizando la espera de ser sacada aunque sea por amor de ese elevador que corre como a las millas hacia la parte inferior de su apartamento. Claudia vive en un piso veinte y allí quedó atorada de espantos y llena de ilusiones y de amor, por Rodrigo. Cuando a la verdad de todo se entregó en cuerpo y alma hacia el terrible nefasto de la vida y sin más amor que el poder ser sin ser verdad sin tener amor en el corazón. Cuando en el ingrato porvenir de ver el cielo como ella lo siente así se electrizó su forma de entregar el corazón en el alma. Cuando en el alma se identificó de nuevas aventuras cuando sabe que Rodrigo la ama desinteresadamente, a lo contrario de Silvia. Claudia yá no claudica cuando en su alma se vió aterrado al desenfreno de creer en el desierto mágico de atraer en su pensamiento mientras estaba encerrada en ese elevador que su amor tenía valor como el de amar desinteresadamente. Cuando en el alma se vió forjada de espantos y de desilusiones malas que no quería ni recordar, cuando en el alma se vió ingrata de dolores malos inconsecuentes. Cuando Claudia yá no claudica cuando en el alma se aferró al desastre de creer en el alma a ciegas como el de querer amar sin ser interesadamente en el amor y en la pasión. Cuando en el cobarde corazón se entregó y se encerró al aire destrozando la forma de respirar en ese elevador. Cuando toda conexión bifurcó de ese elevador. Si Claudia dejó la puerta abierta de su apartamento, cuando salió tan de prisa en busca de su amor y de su pasión. Cuando en el reflejo de un todo marcando la ira candente y tan cálida como el mismo sol en el mismo cielo. Cuando en su alma se vió horrorizada de espantos nocturnos, cuando en su dogma y en su virtud se vió horrorizada de un intransigente momento, cuando en el alma se vió aterrada a la manera de creer en el alma a ciegas. Y demostrando que en el alma estaba fría como sus propias manos se vió aterrada de álgido desierto en sus pensamientos. Cuando en su mundo se vió inestable, pero, fríamente débilmente eficaz como el mismo tormento en el alma queriendo amarrar el desastre nuevo en su propio coraje. Si en el mundo yace su cuerpo, pero, su alma corre en ser electrizada de un sólo temor sin amor alguno, pero, ahora sí. Cuando se aferró al aire a amar en el alma desértica y tan fría como el mismo reflejo de creer en el alma a solas. Y desesperada en alma fría se sintió como un ave en la jaula, como una magia en el desierto, o como el cielo lleno de nubes grises en su alma. Cuando en el alma se aferró al desastre de querer atar el alma a la salida y a la libertad y más al amor libre, pero, estaba aferrada y atada a la soledad en ese elevador. Cuando en el alma se dió lo más imperfecto de un todo, cuando en el alma se vió entregada a la sola soledad en ese elevador. Cuando se siente desolada, pero, tan impetuosa de querer amarrar el deseo entre ambas partes del corazón, entre los latidos y la razón. Cuando en su forma de dar con el sol, no lo siente así, sino que siente un invierno tan imposible de sentir en la misma piel. 



Continuará………………………………………………………………………………………….