Un coche más marchando
de mi punto de vista
ahora mismo, la compañía
que me hago única...
Los golpes de razón
obligatoria, esos trenes
que circulan solo
por la memoria del universo.
Todo se acaba demasiado pronto
a un lado de esta misma acera,
la cara revuelta hecha un nudo,
magia imposible del contacto
pues tuyo.
Este salón alumbrado
escribiendo yo en él
voluntades por el momento
mías últimas.