Alexandra Quintanilla

Mujeres

Las prefieren tontas.

Los he visto y los he escuchado.

Las prefieren insensatas, locas de demencia.

Las prefieren simples, que su idolatría este puesta en todos ellos

Que se la pasen hablando de ellos.

Ellos se creen dioses escarlatas bajo el sol

Que todas ellas sean una fusión de la compleja y sutil actitud de ellos.

No las quieren feas. Eso es lo que ellos dicen, las prefieren delicadas. Tal vez así se rompan fácilmente, lo he pensado.

Les temen a las que tienen luz propia, les atemoriza. Las que no dependen más que del pensar mismo que las caracteriza. Las quieren concluir en una vana y pusilánime lista de peso, cronometro y estilo.

Las que menos apariencia procuran aparentar son las que mejor pensar poseen. Las de ásperos sentimientos son las que sobreviven. Mujeres de ciencia y arte. Mujeres amas de casa por un mundo y uno, dos, tres munditos por arder.

Mujeres que se atan los sueños y los dejan amarrados a la orilla de la cama y salen por la madrugada con una tinaja de atol y la luna iluminándole el camino. Se levantan a retar su mala suerte, confiaron mucho y ellos se aprovecharon, eso me dijo una de ellas, pero no se quedaron ahí sentadas esperando. La buena suerte no llueve ayer, ni llueve mañana dijo Galeano, ellas lo supieron, dejaron la dependencia, ellas la mataron. Ellos les temen a esas mujeres, mujeres que ellos mismos crearon.

No necesitan academia, son buenas por naturaleza, porque ellas son parte…, ellas son la naturaleza.

Pero si bien he cierto, me dijo alguien, ellos son así, dijo y lo dijo en serio, pero también hay otros que lo han afrontado y han convertido de un dogma algo hermoso, no todos son los mismos ni todas son mártires.